Hoy compartimos una colaboración con la Revista Nana, con este artículo publicado el 18/11/2015.
Un portabebé es una herramienta que facilita la crianza en brazos. Nos permite atender la necesidad de contacto constante de nuestro bebé a la vez que atendemos otras necesidades diarias.
Es muy habitual tener un primer acercamiento al porteo por la necesidad de tener las manos libres, desde el punto de vista práctico, son muchas las situaciones en las que resulta más cómodo para el adulto utilizar un portabebé que llevar al bebé en brazos o en un carro. Situaciones diarias como hacer la compra, coger transporte público o atender a otro hijo/a se simplifican al portear, a la vez que nos aporta la tranquilidad de estar atendiendo la necesidad de contacto del bebé.
Para portear sin interferir en la fisiología del bebé y del adulto porteador se recomienda portear de forma ergonómica.


¿Qué es ergonómico?

La Asociación Española de Ergonomía define la ergonomía como ‘el conjunto de conocimientos de carácter multidisciplinar aplicados para la adecuación de los productos, sistemas y entornos artificiales a las necesidades, limitaciones y características de sus usuarios, optimizando la eficacia, seguridad y bienestar.’ Si aplicamos esta definición al porteo, para que éste sea ergonómico tendremos que tener en cuenta: la fisiología del bebé según la etapa de desarrollo en la que se encuentre, la fisiología del adulto porteador y sus características particulares, el centro de gravedad para conseguir un reparto del peso de forma equilibrada, etc. y serán a estas características a las que el portabebé tendrá que adaptarse para poder considerarse ergonómico. El portabebé (y no el bebé) tendrá que ser el que se adapte para optimizar la eficacia, seguridad y bienestar.

Es importante hacer un inciso en que no hay una regulación sobre el uso de la palabra ‘ergonómico’ por lo que, en muchos casos, portabebés que no se adaptan a las necesidades, limitaciones y características de los usuarios (bebé y/o adulto) son comercializados como tales. Debe tenerse en cuenta también que cualquier portabebé ergonómico si no es utilizado de forma correcta puede dejar de serlo para el bebé, el adulto o para ambos.

Las diferentes etapas del bebé

En esta ilustración de Embolics se ilustran perfectamente las diferentes etapas del desarrollo del bebé al ser porteado y las diferencias en su fisiología en las diferentes edades.

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Fisiología del bebé

0 a 3 meses. Su columna vertebral está prácticamente en cifosis total, con una ‘C’ muy marcada en su espalda y con bajo tono debido a la inmadurez de la columna, lo que requiere de una sujeción total vértebra a vértebra a lo largo de la columna, desde la región cervical hasta la región sacra. La cadera del recién nacido no está formada al nacer, la cabeza del fémur no se encuentra encajada en la cavidad de la cadera (acetábulo) si no que está recubierta de tejido cartilaginoso. Para que la cadera se desarrolle de forma óptima el bebé recién nacido toma la posición característica de piernas muy encogidas, cadera basculada y rodillas más altas que el culo, tomando una posición natural ‘redondeada’, posición conocida como ‘en M’, ‘en cuclillas’ o ‘ranita’. Esta posición permite que la cabeza del fémur encaje correctamente en la cavidad de la cadera favoreciendo la maduración de la articulación y evitando alteraciones como puede ser una displasia de cadera o una luxación. Se tiene que evitar forzar la apertura de la cadera del bebé al portear, respetando siempre la apertura natural de cada etapa de desarrollo. En estos meses, la apertura natural de la cadera del bebé hace que primero apoye la rodilla en el cuerpo del adulto (alrededor de un mes aproximadamente) y poco a poco, según va madurando la cadera, va apoyando la parte interna de la rodilla.

3-4 meses. La columna vertebral ya no tiene una cifosis tan pronunciada, la región cervical se fortalece, permitiéndole una buena sujeción de la cabeza mostrando ya una lordosis cervical. El bebé sigue necesitando una sujeción vértebra por vértebra desde la zona torácica, pero podemos dejar la cabeza sin apoyo del portabebé cuando está despierto. La apertura de la cadera ya es mayor y generalmente el bebé empieza a apoyar la parte interna de la rodilla en el cuerpo del porteador.

6-9 meses. El bebé ya se sienta solo. En su columna vertebral ya se aprecia una lordosis en la zona torácica que nos indica el fortalecimiento de esa región. El bebé ya no necesita una sujeción vértebra a vértebra en el portabebé, por lo que pueden utilizarse portabebés en los que ya va sentado. Apoya en el cuerpo del porteador la parte interna del muslo gracias a la maduración de la articulación de la cadera, que hace que el bebé tenga una mayor apertura. En esta etapa de desarrollo se amplían las opciones de porteo ergonómico, podemos empezar a portear con portabebés tipo mochilas y mei tai.

10-18 meses. El bebé empieza a caminar, la zona lumbar de la columna vertebral se ve fortalecida y se aprecia la lordosis lumbar apareciendo la forma de ‘S’ de la columna vertebral del adulto. La musculatura y el esqueleto del bebé ya es capaz de sostener toda la espalda.
Teniendo en cuenta el desarrollo de la columna del bebé podemos observar los grandes cambios que, en un período tan corto de tiempo, acontecen en su esqueleto y musculatura, por ello, desde el punto de vista de la ergonomía, es necesario que el portabebé que utilicemos se adapte a cada momento de su desarrollo para no interferir en ese proceso de formación músculo-esquelética.

En el próximo número hablaremos sobre ergonomía para el adulto porteador.•

Artículo original publicado el 18/11/2015 en la Revista Nana.