En el post anterior del blog
, os dimos algunos consejos para proteger a nuestros monetes del sol veraniego que van más allá del uso de crema solar. Hoy, ya sí, queremos profundizar en la crema porque hay mucha información al respecto que puede resultar confusa. Tras haber investigado sobre el tema, queremos ofrecerte información práctica que te ayude a tomar una decisión sobre qué crema solar utilizar y cuál es la mejor manera de emplearla.

Antes de profundizar en ello, queremos recomendarte que, si tu bebé es menor de 6 meses, no le pongas crema, son las recomendaciones actuales de la Academia Americana de Pediatría (y de muchas otras organizaciones). En realidad, la recomendación de los profesionales es que no le expongas al sol en los momentos centrales del día para evitar quemaduras y golpes de calor (un paseo al final de la tarde es conveniente para llenarnos de vitamina D). Su piel está aún en una fase muy inmadura de desarrollo y es muy sensible, por lo que es muy fácil que sufran quemaduras con el sol y reacciones adversas a los componentes de las cremas. Pero claro, precisamente, la piel de los menores de seis meses es la que más debemos proteger y por ello, te invitamos a que leas el post anterior porque seguro que encuentras información acerca de cómo hacerlo.

Dicho esto, vamos a tratar uno de los temas más confusos respecto a las cremas solares, que es si debemos usarla de filtro físico o químico. Ya, desde el nombre que se les ha dado, parece que hay una opción por la que nos inclinamos más que la otra, pero no nos dejamos convencer sólo por las apariencias.

Las cremas de filtro físico ofrecen una protección de pantalla, como la protección que puede dar una camiseta con filtro UV. La piel no la absorbe, sino que se crea una película que impide que los rayos del sol penetren en ella. ¿Cómo lo consiguen? Incluyendo en ellas ciertos elementos químicos (pero no tóxicos), de origen mineral, como son el óxido de zinc y de hierro, el dióxido de titanio o el talco. Estas cremas, a nivel cosmético, pueden resultar menos atractivas porque suelen dejar restos blancos en la piel, si bien, con el paso de los años, las fórmulas se van mejorando y los fabricantes van consiguiendo cremas que se extiende más fácilmente y sin dejar esas ronchas blancas que pueden resultarnos poco estéticas. Estas cremas tienen eficacia desde el momento en el que las pones, no debes esperar a que la piel las absorba (¡se acabó lo de tener que echar la crema 30 minutos antes de la exposición al sol!), y con ellas no nos bronceamos. Además, al no contener elementos altamente sintetizados, no contaminan las aguas en las que nos bañamos. Y es la opción que, personalmente, recomendamos como más adecuada por la protección que ofrece y la no toxicidad de sus componentes, todo lo que nos aplicamos en la piel pasa directamente a nuestro torrente sanguíneo, por ello nos parece especialmente importante tener en cuenta los ingredientes que se utilizan en productos para la piel.

Las cremas de filtro químico son las que encontramos con más facilidad a la venta en farmacias, supermercados, etc. Sus componentes sí penetran en la piel y, cuando nos exponemos al sol, se produce una reacción química que hace que los rayos ultravioletas resulten  inocuos. No se trata de que sus componentes sean tóxicos, pero sí son sintéticos y ‘fuerzan’ a nuestro organismo a hacer una función que, a priori, no es natural. En consecuencia, se pueden presentar irritaciones y alergias en las pieles más sensibles. Como los rayos del sol sí penetran en la piel, estas cremas sí nos permiten broncearnos, aunque debemos esperas un rato tras aplicarla para exponernos al sol. Son cremas más fáciles de extender que no dejan restos blanquecinos.

Decimos que los componentes de filtros químicos no son tóxicos porque, si lo fueran, no se podrían vender ¿verdad? :|, pero lo cierto es que suelen contener parabenos, sulfatos y siliconas, que, aunque no se ha demostrado su toxicidad, sí que hay bastante consenso científico en que pueden actuar como disruptores endocrinos, provocando alteraciones en nuestro organismos que, a largo plazo, puede desarrollar enfermedades. Y ahí está la clave, en el largo plazo. Los científicos necesitan más tiempo para poder afirmar si esos componentes son tóxicos o no. En lo que también hay consenso científico es en que estos elementos deben ser evitados en niños menores de 3 años.

Existen también los protectores biológicos, de origen vegetal, pero presentan menor eficacia y es por eso que son menos empleados y comercializados. Si bien, empieza cada vez a ser más frecuente combinar filtros físicos con ciertos aceites esenciales de origen vegetal.

Leche solar Organii


La
leche solar de Organii, que es la que hemos elegido para nuestras familias y tenemos en Monetes, tiene, como elementos protectores principales, el dióxido de titanio, el óxido de zinc y también el aceite de karanja, que cuenta con un alto factor de protección solar, además de tener propiedades repelentes de insectos. Es una leche solar, bastante líquida y fácil de extender sin dejar las zonas con manchas blancas.

Cómo echar la crema solar

Tras esta extensa explicación, que esperamos os ayude a elegir la mejor crema para tu familia, algunas cosas más, a tener en cuenta sobre cómo aplicarla. 

  1. En el caso de los monetes, que tienen la piel más sensible, cuanta más protección, mejor. Optaremos por cremas solares de factor 50, que es la máxima protección.
  2. Extenderemos la crema por todo el cuerpo, incluso en las zonas que quedan tapadas por la ropa, ya que, en según qué tejidos, los rayos del sol pueden penetrar.
  3. Seremos especialmente cuidadosos en las zonas más sensibles: cara, cuello, hombros, espalda y parte de atrás de las piernas.
  4. Aplicaremos crema después de cada baño y, en las horas centrales del día, la aplicaremos mínimo cada 2 horas, aunque no haya habido baño.

Por último, un aspecto importante a tener en cuenta es que las cremas tienen 2 ‘caducidades’ y ambas están indicadas en el envase. La caducidad sin abrir de la crema (que suele ser larga) y luego una indicación como la de la foto que nos dice cuánto dura en condiciones óptimas después de abierta (un plazo mucho más corto). No suele ser buena idea emplear cremas que se nos quedaron a medias el verano anterior, ya que en la mayoría de los casos, caducan 6 meses después de haberlas abierto.

 

Duración 6 meses una vez abierta.


Esperamos que estos dos artículos que hemos elaborado sobre cómo proteger a nuestras familias del sol os sean de utilidad y que paséis un verano de los más divertido, seguro y saludable.

La leche solar Organii la tienes disponible aquí.

Ingredientes de la leche solar Organii (apta para Veganos):  Aqua (water), pongamia glabra seed oil, dicaprylyl ether, zinc oxide, caprylic/capric triglyceride, polyglyceryl-3 polyricinoleate, glycerin, alcohol*, olea europaea fruit oil, titanium dioxide, oryza sativa bran oil, linum usitatissimum oil*, tocopherol, alumina, stearic acid, pongamol, helianthus annuus seed oil*, simmondsia chinensis oil*, argania spinosa kernel oil*, hydrated silica, oryzanol, magnesium stearate, calendula officinalis flower extract*, malva sylvestris leaf extract*, bisabolol, magnesium sulphate eptahydrate, stearic acid.