Tal y como avanzamos en los dos posts anteriores ‘Porteo e Integración sensorial 1‘ y ‘Porteo e Integración Sensorial 2‘ vamos a analizar con algunos artículos más cortos cada uno de los sentidos y el impacto que tiene el porteo sobre su desarrollo.

La vista y lo que el bebé puede y no puede ver siendo porteado es un tema bastante recurrente. De hecho, es algo que es muy probable que nos digan o resalten cuando porteamos (en la calle, en el súper, algún familiar…). Seguramente si llevas un tiempo porteando coleccionarás algunas versiones similares a ‘ahí el bebé no ve nada’. Es de esas cosas que ‘preocupan’ en general.

Personalmente es algo que me resulta curioso, porque el bebé que no es porteado o llevado en brazos las ‘vistas’ que tiene suelen ser de los techos (y alguna que otra cabeza que se asoma a verle), me refiero a bebés pequeños que van tumbados cuando no son llevados en brazos (menores de 6 meses generalmente).

El bebé que es porteado y quiere ver más nos lo va a ‘pedir’. Muchos bebés entran en la ‘fase cotilla‘ alrededor de los 2 meses (otros no pasan por esta fase o son más mayores) y nos ‘piden’ (echándose hacia atrás con fuerza) aumentar su campo visual. En ese caso, a veces es suficiente con cambiar el

anudado que estemos haciendo si utilizamos fular y otras veces,  porteando a la cadera o a la espalda ya le damos al bebé o niño la visibilidad que nos pide, prácticamente igual que la que podemos tener nosotros los adultos al andar. Así que si os encontráis en la ‘fase cotilla’ os animamos a probar a portear a la cadera o a la espalda. El porteo lo debemos ir adaptando a las necesidades del bebé teniendo en cuenta su momento evolutivo y sus deseos.

El bebé que es porteado está mucho más ‘integrado’ en nuestro día a día, las cosas ocurren normalmente a nuestra altura, a la altura del adulto y solo cuando el bebé es llevado en brazos o es porteado ocurren también a su altura.

Es importante indicar que el bebé debe ir siempre porteado mirando hacia el adulto que le portea, entre otros motivos, para evitar una sobre-estimulación. Si el bebé se ve muy ‘cargado’ de la información del entorno está en un lugar que le aporta seguridad y le da cobijo, puede dormirse y descansar. Al darse las condiciones óptimas el bebé podrá autoregularse en este sentido, lo que no podría hacer tan fácilmente si fuese porteado mirando hacia adelante.

La vista, no se desarrolla ni ‘funciona’ de forma independiente – al igual que el resto de los sentidos – está totalmente conectada al resto de sensaciones y es necesario que así sea para que se desarrolle de forma adecuada. Para que el bebé/niño desarrolle el sentido de la vista es necesario integrar sensaciones de gravedad y movimiento, las sensaciones de los propios músculos oculares y las sensaciones de los músculos del cuello, todo ello entra en ‘juego’ para poder hacerse una ‘imagen clara’ del entorno.

Con respecto a la vista, el bebé porteado, obtiene una mayor riqueza estimular visual, la que le da la posición y altura y la cercanía al adulto que portea:

  • Está a la altura en a que ‘ocurren las cosas’
  • Está en movimiento (la mayor parte del tiempo) lo que le permite ver el entorno de una forma más amplia
  • Desde el nacimiento tiene alcance visual a la cara del adulto que le portea y desde los 2/3 meses el centro de interés del bebé es precisamente el rostro humano. Portear permitirá de una forma clara la visibilidad del rostro del adulto que portea por parte del bebé.

Para el último día de la Semana Europea de Porteo compartiremos en nuestras redes sociales un vídeo sobre ‘lo que ve’ el bebé al ser porteado, para que ya no quede ninguna duda 😉