Hoy ya sí que profundizamos en cómo el porteo puede favorecer la integración sensorial. Si no leíste la primera parte, puedes acceder a ella desde este enlace – y luego vuelve que hoy seguimos 😉 -.

El ser humano, por su propia naturaleza, disfruta de todo aquello que promueve el desarrollo de su cerebro. Los bebés/niños disfrutan de ser cogidos en brazos, que les mezan, les abracen, les lleven. Disfrutan moviéndose, subiendo, saltando, corriendo. El bebé/niño disfruta aprendiendo, es, de hecho, el disfrute lo que va a llevarle a aprender e ir logrando los diferentes hitos del desarrollo. El movimiento, alimenta su cerebro, favorece la integración sensorial de todos los estímulos y es imprescindible para el correcto desarrollo intra y extrauterino.

Al portear las sensaciones que se experimentan son múltiples. Sentir el propio cuerpo gracias a la contención que da el portabebé, sentir al adulto que portea a través del olfato, la vista, el gusto. A través de las manos y los dedos al tocarle, los brazos. Sentir el movimiento. Todas esas sensaciones procedentes de todo el cuerpo se ‘reúnen’ en un punto concreto del cerebro. Esa integración de sensaciones en el cerebro es lo que permite experimentar y sentir (y sentirse) como un todo (sentido propioceptivo).

El porteo es muy rico en estímulos sensoriales y es interesante tenerlo en cuenta desde el nacimiento, dejando siempre el espacio y movimiento que el bebé va demandando y dejando que, desde etapas tempranas (cuando el bebé lo demanda) explore el mundo de forma autónoma. Y, aunque en esta serie de posts, incidamos en la importancia del porteo para el desarrollo sensorial, es uno más de los muchos motivos por los que te animamos a portear y está muy conectado con la necesidad de contacto del bebé del que hablábamos en este post.

En las primeras etapas (0 a 3/4 meses) el bebé necesita ir integrando las diferentes sensaciones de los diferentes sentidos acompañados siempre del adulto. Poco a poco, el bebé nos demandará tiempos de exploración en el suelo, muy cortos al principio y, según van pasando los meses irá integrando respuestas adaptativas a esos estímulos cada vez más complejas (estirar el brazo para coger un objeto, voltearse para alcanzarlo, gatear hacia él, andar para ir a cogerlo…).

Durante el primer año de vida se produce una gran cantidad de integración sensorial, el desarrollo del niño es muy rápido y en tan solo un año pasa de no ser capaz de voltearse a andar, todo ocurre en pocos meses y la integración sensorial es fundamental para que todos estos hitos del desarrollo vayan alcanzándose.

En este primer año de vida el bebé ya ha generado un gran número de respuestas adaptativas, muchas ya interiorizadas en el sistema nervioso en el momento de nacer que se activan al percibir las sensaciones de gravedad, movimiento y tacto. Sensaciones que el porteo va a brindarle en un grado mayor a cuando no es porteado.

En otros posts que hemos escritos, o si has estado en alguna charla o taller siempre hablamos de la necesidad de contacto, como necesidad básica para el correcto desarrollo, por lo que portear a nuestras crías es ‘lo natural’ y, además, no solamente desde el punto de vista del contacto que aporta seguridad, calor, protección, si no desde un punto de vista mucho más amplio. Tener o no contacto cuando el bebé lo necesita tiene un impacto directo en el desarrollo general.

Llevarle y estar en contacto favorece el desarrollo sensorial de todos los sentidos y esto facilita la correcta integración sensorial que, a su vez, será la base para asegurar el correcto desarrollo de todas las etapas posteriores. Es todo causa y consecuencia de todo.

Llevar en brazos al bebé, mecerle, tocarle, que su cuerpo esté en contacto constante, es imprescindible para el correcto desarrollo sensorial, y, como apunta toda la evidencia científica publicada, un correcto funcionamiento en la integración sensorial favorecerá el desarrollo óptimo del cerebro para alcanzar de forma adecuada otros hitos del desarrollo.

Si, además, porteamos utilizando un portabebé y no solo cargando en brazos, podremos hacerlo durante más tiempo de forma cómoda, porteando de forma ergonómica para el bebé y también para el adulto, será una herramienta que nos permitirá poder atender otras necesidades que como adultos tenemos sin dejar de atender las necesidades sensoriales y de contacto que el bebé necesita. El vínculo se fortalece, eso permite estar más ‘conectados’ con las necesidades y señales del bebé y, en consecuencia, responder a ellas de una forma más adecuada. A diferencia de llevarle en brazos, el portabebé le envuelve totalmente, le da una contención similar a la que tenía en el útero materno, lo que, además de estimular el sentido propioceptivo (sentir su cuerpo) lo hará desde esa sensación de contención que le da placer y tranquilidad, lo que favorece a que las respuestas que se desarrollen sean más adaptativas.

Portear, hasta que el niño quiera/necesite, favorecerá a que ese procesamiento y posterior organización de todos los estímulos sensoriales se haga de forma adecuada y, en consecuencia, se desarrollen respuestas adaptativas más adecuadas para el entorno en el que vivimos.

Otro factor a tener en cuenta es que los bebés pueden sobreestimularse fácilmente si esa entrada de información sensorial es muy grande, su integración sensorial no está tan desarrollada como para organizar la información sensorial cuando esta entra en ‘masa’. El porteo evitará o reducirá las probabilidades de sobrestimulación al estar el bebé en contacto, el único lugar que percibe como seguro y con la posibilidad de refugio que le da el porteo.  Además, tanto el sentido propioceptivo como el vestibular se ven estimulados por el movimiento y la gravedad. El bebé se muestra tranquilo y feliz y las sensaciones placenteras que dan felicidad tienden a ser integradoras, es decir, a generar respuestas adaptativas.

Me atrevo a afirmar, que en los niños con una integración sensorial no eficiente el porteo ayudará a nivel terapéutico a estabilizar y mejorar esa integración sensorial. La terapia de integración sensorial consiste en ofrecer experiencias sensoriales que ayuden a la integración sensorial, la contención es una de las técnicas que se utilizan (pasar por zonas estrechas, telas elásticas que presionen, chalecos con lastre, etc.). Y el porteo ofrece, entre otras tantas cosas, presión y contención, una entrada sensorial mayor a nivel propioceptivo que si es llevado sin portabebé. Es una recomendación que también hacen algunos terapeutas (fuente Instituto Sudafricano de la Integración sensorial) de ‘dieta sensorial’ para las familias.

En bebés y niños con una integración sensorial adecuada portear favorecerá el correcto desarrollo sensorial y, por ende, una integración sensorial adecuada.

Y ahora bien…¿Entonces, si porteo se elimina la posibilidad de una dificultad en la integración sensorial? ¿Cuáles son las causas para una integración sensorial no eficiente? Se conoce y se tiene información mucho más amplia sobre que se puede hacer al respecto que sobre las causas de la disfunción. Hay investigaciones que apuntan a diferentes causas, seguramente pueden ser uno o varios de estos motivos los causantes: predisposición genética, nivel de tóxicos en el ambiente, la privación de estimulación sensorial, externa o interna, son las causas que se barajan con mayor frecuencia y que tienen un reconocimiento mayor.

La privación sensorial interna es aquella que se asocia a una disfunción biológica, la información sensorial llega al cerebro pero por algún motivo no se integran de forma adecuada. Por lo que todo apunta a que la estimulación sensorial prácticamente integral que ofrece el porteo se podría considerar una forma de ‘terapia temprana’.

En nuestro caso en particular, toda esta información que he ido recabando sobretodo en este último año me lleva a pensar que la dificultad de integración sensorial de mi hijo sería seguramente mayor si no hubiésemos porteado de forma intensiva.

Y al final, en el desarrollo de nuestros hijos lo que queremos siempre, desde que nacen hasta que terminan de desarrollarse es que organicen la información sensorial de forma adecuada y generen respuestas adaptativas, eso es crecer, madurar, desarrollarse. Y la base de todo ello son los sentidos ¿apasionante verdad?

EL PORTABEBÉ

Algunos bebés/niños que tienen una dificultad en la integración sensorial son hipersensibles al tacto. Eso suele manifestarse con que el menor roce de una etiqueta, costura de la ropa (o del calcetín), tejidos más rígidos, les genera incomodidad y cierta ansiedad. En esos casos algunas recomendaciones básicas al portear sería:

  • Elegir un portabebé de un tejido adaptable y suave, evitando tejidos más rígidos o ásperos.
  • Al portear y activar de una forma más intensa las sensaciones viste al bebé con ropa muy cómoda, evitando tejidos rígidos (vaqueros por ejemplo), botones, cremalleras y cualquier elemento que al presionar pueda resultarle más molesto de lo habitual.
  • Si tienes posibilidad, prueba diferentes portabebés para poder elegir el que tu hijo/a sienta más agradable.

Aunque en estos artículos empezaremos hablando del porteo y su relación con el desarrollo y la integración sensorial. Más adelante, en futuros posts, veremos como podemos ofrecer experiencias estimulantes adecuadas para el desarrollo sensorial del bebé/niño en las diferentes etapas a través de no solo el porteo, si no del juego, movimiento libre y de las actividades de la vida diaria.

Recursos/bibliografía:

  • Sensory Integration and the Child. Western Psychological Services, California. EEUU. A. Jean Ayres
  • The Norwegian University of Science and Technology (NTNU). (2017, January 2). Babies exposed to stimulation get brain boost. ScienceDaily. Retrieved April 23, 2018 from www.sciencedaily.com/releases/2017/01/170102143458.htm
  • Ayres Sensory Integration® for Infants and Toddlers. The Southafrican Institute for sensory integration. Susanne Smith Roley OTD, OTR/L, FAOTA, Mary Singer MS, OTR/L, & Aja Roley MA, OTR/L.