Literatura infantil (II): cuentos sobre emociones

Literatura infantil (II): cuentos sobre emociones

Esta semana la estamos dedicando a la literatura infantil. En el post de ayer os dábamos algunos consejos sobre cómo leer a nuestros monetes. Hoy, y en los próximos días, nos vamos a centrar en la recomendación de títulos por temáticas. Vamos con uno de los temas estrella: las emociones.

Los libros que hoy os traemos nos pueden ayudar a reconocer las emociones y los sentimientos que nos provocan; saber aceptarlas y convivir con ellas en paz. Nos cuesta a los adultos, ¡cómo no a los niños!

  • ¿Cómo te sientes? Lo recomendamos a partir de los 2 años. Sencillo, en él un monito va describiendo en primera persona cómo se siente en diferentes situaciones. Miedo, ira, aburrimiento, vergüenza, sueño… Al final pregunta: “Y tú, ¿cómo te sientes?”, en una doble página con todos los dibujos de las diferentes emociones. ¡Da mucho juego!
  • Emocionario. Un bellísimo libro/diccionario con una ilustración por emoción/sentimiento. 42 estados emocionales en total. Se van hilando entre sí, una nos lleva a otra. Puede funcionar como una enciclopedia a la que acudir cuando el peque identifica una emoción, como forma de validarla. Lo recomendamos a partir de 5 años. Lo mejor, leérselo nosotras y comentar.
  • Los tentáculos de Blef. Una serie de libros que describen diferentes emociones, siempre desde el punto de vista del respeto y la libertad para sentir y expresar. Conocemos la tristeza, la rabia o el miedo a través de un simpático extraterrestre, Blef. Desde los 3 años.
  • El monstruo de colores. Un clásico conocido por todo el mundo. Sus ilustraciones enamoran y la identificación de emoción-color, aunque tiene sus detractores, puede ser ideal para los más pequeños. A partir de los 2 años podemos leérselo a nuestros monetes, pero es un libro que no se queda corto para 3, 4 o 5 años. ¡La versión en pop up es una pasada!
    Además, nos acaba de llegar una segunda parte El monstruo de colores va al cole, ideal para ir descubriendo rutinas, espacios y dinámicas de la escuela y que este comienzo sea llevadero.
  • El jardín de los abrazos. Desde los 3 años podemos leer a nuestros peques este cuento que trata el acoso escolar, un tema peliagudo que puede ser difícil de afrontar. El libro nos da herramientas, a peques y adultos, para saber actuar en sado de sufrir y presencial acoso gracias a la historia de Víctor y su amiga Tesa.
  • Orejas de mariposa. En la misma línea que el anterior, tenemos este clásico de Kalandraka, una obra de arte tanto en ilustraciones como en texto. A Mara no la dejan en paz sus compañeros de colegio, pero ella se defiende y aprende a ser asertiva y a aceptarse a sí misma con la ayuda de su madre. Quizá desde los 4 años para empezar a sacarle el jugo, con 5 o 6 da pie a conversaciones muy interesantes.

Atenta que mañana traemos más y de una nueva temática.

Si quieres ver toda la sección de libros de emociones pásate por aquí.

Literatura infantil 1: cómo leer a nuestros hijos e hijas

Literatura infantil 1: cómo leer a nuestros hijos e hijas

cómo leer a nuestros hijos e hijas

Cómo leer a nuestros hijos/as

Todas sabemos que, a veces, criar es duro. Y las que tenemos hijos ya “mayores” sabemos que la cosa se puede complicar en algunos aspectos. Cuando tienes que enfrentarte a temas como la muerte, el acoso escolar, los problemas con los amigos y un largo etcétera, empiezas a recordar con nostalgia el proceso de dejar el pañal o la fase de arrojar la comida al suelo. Comienzan las preguntas incómodas, tu hijo ya argumenta aceptablemente bien, su círculo social se amplía o simplemente empieza a reconocer sus emociones y lo que provocan en él.

Los cuentos nos pueden ayudar a poner encima de la mesa esos temas que cuesta verbalizar, además de una forma en la que un niño o niña de 4, 5 o 6 años entienda. Lo importante es que, leyéndoles sobre ello, conseguimos que esos temas dejen de ser tabú y pasen a formar parte de conversaciones cotidianas. Pero, antes de meternos de lleno en recomendaciones de títulos, aquí van algunos consejos y pautas sobre ‘cómo leer a nuestros hijos e hijas’ que, al menos a mí, me ha ayudado.

  • Las recomendaciones de edad son orientativas

    Cada peque lleva su ritmo y vive la literatura de una manera. Mientras unos casi que sólo quieren los cuentos para devorarlos (¡literalmente!), otros se mantienen quietos y escuchando mientras leemos páginas y páginas… Piensa qué le puede gustar a tu hijo dependiendo de cómo sea él y no de la edad que tenga.

  • Respeta el gusto de tu hijo/a


    Sí, aunque tenga sólo 18 meses. Saben perfectamente lo que les gusta y lo que no. A veces un cuento no triunfará en casa y se quedará en la estantería cogiendo polvo… No te preocupes, quizá, al cabo de un año, será uno de sus favoritos. Si no, habrá que asumir que ese cuento no es para él.

  • Leerás el mismo cuento 100 veces

    Esto es una máxima implacable. No podrás huir de ello. Llegarás a odiar ese cuento, te hará bostezar cada dos segundos, será una tortura… Pero, ¿qué sentido tiene leerle algo a tu monete que no quiere escuchar?

  • Pon los cuentos a su altura.

    Sí, lo hacemos todas, es algo lógico, pero a veces las cosas más lógicas son las que se nos olvidan, así que merece la pena recordarlo. Nada como ver a tu pequeña acercándose al rincón de cuentos sin que tú le digas nada y cogiendo el que le apetece que le leas. Y ya cuando la veas sentarse con el cuento entre las piernas, “leyendo” sola… Llorarás de emoción.

  • Lee al ritmo de tu hijo/a.

    Que interrumpa para preguntarte cosas es una maravilla. Aprovecha sus preguntas para charlar y pasar un buen rato. A veces el cuento es sólo la excusa. Yo me he visto con un cuento de unas diez páginas, a frase por página… ¡y tardando quince minutos en acabarlo! A veces nos resulta pesado o desesperante porque para nosotras no es tan divertido como para ellos. Pero, si conseguimos mantener ese ambiente relajado y sin presiones, el momento del cuento será mágico.

  • Invéntatelo y coméntalo

    Esto no es como en el cine. Aquí podemos parar de leer y comentar lo que queramos. Y viene muy bien cuando queremos reforzar o incidir en algo, o sacar algún tema de conversación. Valorar el cuento puede que influya en nuestro peque, aquí cada familia tendrá que decidir si hacerlo o no.
    De la misma forma, si no nos gusta alguna frase o palabra en concreto, podemos inventarnos algo que lo sustituya. Eso hasta que nuestro peque aprenda a leer y entonces te diga: “no, mamá, ahí no pone eso, pone…”. Ejem. Otra opción es leerlo tal cual pero recurrir al comentario: “Uy, pues a mí me parece que se ha equivocado, por eso y por lo otro”. Hablo por ejemplo de tintes machistas y sexistas en los cuentos.

  • No sólo existe la ficción

    A veces rechazamos las enciclopedias infantiles porque nos parecen aburridas, creemos que no van a gustarles a los niños o pensamos que estamos regalando “deberes” o algo para el cole. Nada más lejos de la realidad. A los niños y niñas les encantan los libros divulgativos, libros de animales, del cuerpo humano, de historia, ciencias… y, si son con fotos reales, mejor. ¡Siempre quieren saber y aprender más!

  • La calidad del cuento es importante

    Existen muchísimos cuentos  con una redacción poco cuidada o directamente mal redactados. Aburridos, que no enganchan, que no transmiten… No tengas miedo a rechazar cuentos porque creas que son mediocres. Al igual que con otras cosas (música, comida…), es importante ponerles delante buena literatura. No hay mejor forma de hacer que tu hijo/a no quiera leer nunca que darles sólo cuentos “educativos” que no tienen nada detrás. A veces un buen cuento no tiene por qué “enseñar” nada, no habla sobre lo que son las emociones, ni sobre dejar el pañal, ni sobre portarse bien… Simplemente es una buena historia, chula y divertida, bien escrita y con ilustraciones de calidad, en una edición cuidada. Una obra de arte. Y del arte se sacan siempre enseñanzas y conocimientos, aunque no sean evidentes…

  • Léele a tus hijos/as

    Sí, simplemente hazlo. Léele, incluso, aunque ya sepa leer. No dejes de hacerlo, quiero decir. A veces vemos que el interés de nuestros niños o niñas va por otro lado. Respétalo, pero no dejes de ofrecer la lectura como alternativa. Es muy raro que un niño de menos de 5 o 6 años rechace que su mamá o papá les lea un cuento. Puede que no quiera siempre, pero querrá muy a menudo. Y si no quiere, no insistas, la lectura es un placer y no tiene sentido de otra forma, pero sigue ofreciéndolo en otros momentos. Muchas veces no quieren leer solos pero les encanta que les leamos. No dejemos que se pierdan algo tan maravilloso.

Ahora que ya te hemos invitado a seguir estas pautas de ‘Cómo leer a nuestros hijos e hijas’ no te pierdas los siguientes post en los que daremos ideas de títulos pensados para cada ocasión.

Tenemos una selección muy cuidadosa de cuentos y libros infantiles en nuestra tienda online y también en nuestra tienda física de Las Rozas 🙂

El calzado flexible, lo mejor para empezar a caminar

El calzado flexible, lo mejor para empezar a caminar

Calzado saludable para el pie en crecimiento


¿Tienes dudas de cuándo empezar a calzar a tu monete? ¿No tienes claro qué calzado es el más adecuado al principio? No nos extraña que te hagas esas preguntas, ya que, si has navegado un poco por internet, encontrarás muchos artículos con información contradictoria.

Desde Monetes, queremos ayudarte a decidir y basaremos este artículo en las recomendaciones de la mayoría de los expertos y los conocimientos y la experiencia adquiridos a lo largo de los años en nuestro desempeño profesional y como madres.

Cuándo empezar a calzar

No hay ninguna prisa. Los expertos coinciden en que no hay que empezar a calzar a los bebés hasta que no empiecen a caminar. Los pies de un bebé están en constante crecimiento y no deben encontrar ningún obstáculo que se lo impida. Por ello, mientras no caminan, podemos proteger del frío con calcetines, patucos o botitas de porteo. Nada con costuras de materiales duros o suela.

Cuando comiencen a gatear y ponerse de pie, seguiremos sin prisas. Dejemos esos deditos libres el mayor tiempo posible. Si hace calor, incluso descalzos, sin calcetines. Si la temperatura es baja y notamos sus pies fríos, ponemos los calcetines. A veces viene bien utilizar los que son antideslizantes, como son los SlipStop (y además se pueden mojar, son ideales para piscina y playa).

Aunque haga frío, te invitamos a comprobar cómo están los pies de tu bebé descalzos. Si están fríos, de acuerdo, ponle calcetines. Pero si no lo están, prueba a quitárselos. Los bebés nacen con los pies planos y se les van poniendo regorditos. Eso es porque se crea una capa de grasa que los protege en sus primeras pisadas y también aísla el frío. ¡Haz la prueba!

En cualquier caso, es importante que el pie se desarrolle en libertad. Sólo el movimiento hará que los músculos, tendones y huesos se desarrollen de forma correcta. Está en nuestra biología. Y no sólo eso. Los pies tienen una gran cantidad de terminaciones nerviosas y son muy importantes desde el punto de vista sensorial para el reconocimiento de nuestro entorno.

Cuál es el calzado más adecuado

Cuando ya caminan, podemos ir pensando en calzarles. Pero, nuestra recomendación es que permitas que vayan descalzos el mayor tiempo posible. En casa, o en otros ambientes controlados, les dejaremos sin zapatos para que los pies sigan desarrollándose libremente.

En el momento en que decidimos poner zapatos, elegiremos los que tengan suela totalmente flexible y sean suficientemente anchos como para que los dedos se puedan expandir sin quedar amontonados. Desde luego, nosotras nos quedamos con Attipas. Un calzado muy flexible, gracias a su suela de goma, que también es transpirable y antideslizante. Es casi un calcetín, con forma de zapato de payaso que, encima, queda muy gracioso, con la puntera muy ancha para dejar que los dedos se abran. Precisamente, esa forma y su flexibilidad, hacen que no entorpezcan el gateo para monetes que combinan esta forma de desplazamiento con el caminar.

Justo por esta razón, porque no entorpecen el gateo, es el calzado que recoendamos a las familias vienen a la tienda indicando que el bebé no camina, pero que va a comenzar la escuela infantil y allí le exigen que vaya calzado.

Otras opciones válidas pueden ser las Slip Stop y para peques que ya tengan la marcha totalmente establecida y necesitemos un calzado de exterior de suela algo más resistente, algunas cosas en las que fijarte:

  • Puedes doblarlo a lo largo y ancho con una sola mano y con facilidad
  • Suela preferiblemente que no supere los 5mm de grosor en peques con la marcha ya establecida y de 3mm en peques que empiezan sus primeros pasos
  • Horma ancha: los dedos tienen que caber dentro del zapato sin amontonarse, nos tenemos que fijar que tengan puntera ancha (tirando a cuadrada)
  • Contrafuerte muy flexible: la parte trasera del zapato, la que va en el talón tiene que poder doblarse con facilidad y si se trata de una bota es todavía más importante, que no inmovilice el tobillo y pueda doblarse con mucha facilidad.
  • Sin drop: es decir, suela igual de gruesa en todas las zonas del zapato (que no sea más gruesa por un lado que por otro)
  • Plantilla sin forma, el zapato en el interior es totalmente plano sin formas que imiten el puente del pie por ejemplo.
  • Para un mejor control de la talla del calzado es preferible que tenga plantilla extraíble.

Algunas recomendaciones más

Por si aún tienes dudas, vamos a detallar algunas aspectos más que pueden ayudarte a tomar decisiones:

–          Calzado de su talla: los zapatos deben ser del tamaño que necesita el monete en cada momento. No es buena idea comprar calzado más grande en previsión de que crezca. En primer lugar, porque los pies de los bebés son un misterio. Se pueden pasar meses sin crecer y luego pegar un enorme estirón de golpe. En segundo, porque no favorece en nada el desarrollo del pie tener un zapato grande que modifica su pisada. Lo ideal en el momento de la compra del calzado es que le sobre 1cm de largo.

–          Huir del calzado heredado: es una pena, porque por lo que comentábamos del crecimiento repentino, hay zapatos que se quedan como nuevos. Pero el calzado va cogiendo forma en función de la pisada de la persona que los usa. Cada pisada es única, por lo que es difiere de unos hermanos a otros.

–          ¿Y qué pasa cuando ya corre por todas partes? Una vez que el monete ha desarrollado su caminar y no podemos controlar el lugar donde pisa, podemos optar por un calzado algo más armado, pero siempre procurando que la suela sea flexible, como es el caso del calzado minimalista[b] o ‘Barefoot’. Nosotras estamos en ello porque es lo más parecido a ir descalzos y tiene lógica que nos lo planteemos si durante millones de años caminamos así y es lo que nuestra biología espera. [Actualizamos] Respecto a información sobre calzado respetuoso te recomendamos consultar el perfil de Instagram de Neus Moya Podóloga.

Esperamos haberte ayudado a aclarar conceptos y, si aún te queda alguna duda, te esperamos en los comentarios.